Eres un fantasma que va y viene. Tienes la costumbre de aparecer de madrugada y no necesitas susurrarme muchas palabras para paralizarme el cuerpo mientras trato de comprender porque has regresado de nuevo. En los días que no estás a veces te pienso. Quiero que regreses. No quiero que regreses. Te extraño en las noches cálidas. (y también en las frías, mucho más en las frías). Sin embargo no estás; Distante, lejos te vas. Y de nuevo puedo dormir, puedo soñar y en un instante ya estás (de nuevo) acá. No te importo yo, ni mi pensar, ni cuenta te das del insomnio que me das. Y cuando logro dormir apareces de nuevo. Que hasta siento tus ojos cerca intensos mirándome como nunca lo has hecho. (como siempre lo deseo). Reclamas, dices, preguntas cosas que no comprendo y me quedo corta, sin tiempo. Te vas y me dejas con todo y esta vez pienso que (por fin) ya no te volveré a ver de nuevo. Eres un fantasma hecho con mi sábana. Te cubres de mis miedos y anhelos. Eres mi pesadilla. Te alimentas de nuestra distancia. Vas a otras ciudades, visitas a cualquier hora a otras personas. Te sientas en sus camas. Ignoro si crean tormentas o lloran. Ignoro tantas cosas que no comprendo. La parálisis del cuerpo, el miedo que te tengo. Las ganas que siento de que quiero que te quedes esta noche de tiempo completo. Porque no quiero que entiendas que a pesar de ser un fantasma transparente. Que no está. Que se va. Que no le importo y Que no me ve. Que en realidad no sé si sea real, si existirás. No quiero que entiendas que tal vez si te quedarás un día más. Un sol más. Una noche más. Yo pondría mi mundo real a tus pies. Y no te das cuenta que tal vez me duele que en realidad tengas mi mundo a tus pies. Eres un fantasma cruel.